La empatía es la capacidad para ponerse en
el lugar del otro y tratar de entender lo que siente.
Aristóteles afirmaba que el ser humano es social: vive en familias, clanes, grupos y manadas llamadas aldeas, pueblos, ciudades o naciones, y siente necesidad de juntarse con otros semejantes para poder realizarse como tal.
Ciertas corrientes de pensamientos
psicológicos postulan que la mente humana tiene en común sensaciones y
sentimientos. La única diferencia entre dos personas es el momento en el que se muestran dichos sentimientos, provocando
emociones que motivan a actuar.
Todos lloramos y reímos, pero no por los mismos motivos… que una persona no sienta igual que otra en un momento dado, es porque razones educativas, predisposiciones genéticas y condicionantes hormonales, le inducirán a encauzar los estímulos de una forma u otra.
Todos lloramos y reímos, pero no por los mismos motivos… que una persona no sienta igual que otra en un momento dado, es porque razones educativas, predisposiciones genéticas y condicionantes hormonales, le inducirán a encauzar los estímulos de una forma u otra.
Sentimos empatía
cuando experimentamos vergüenza ajena
ante una situación en la que nos parece que hace el ridículo otra persona y sentimos
empatía cuando bostezamos al ver bostezar a los demás, o cuando se nos llenan
los ojos de lágrimas al ver llorar a otro… somos empáticos cuando somos
sensibles a las emociones ajenas…
La empatía requiere,
por tanto, prestar atención a la
otra persona, y ser conscientes de que los demás pueden sentir y pensar de
modos similares a los nuestros, pero también diferentes. Tal vez a nosotros no nos
moleste un determinado comentario o broma, pero a otra persona sí puede
molestarle. La persona empática es capaz de darse cuenta de que un comentario
ha molestado, incluso aunque ella sienta de otra manera.
La empatía está
relacionada con la compasión, porque
es necesario cierto grado de empatía para poder sentir compasión por los demás.
La empatía nos permite sentir el dolor y el sufrimiento de alguien ajeno y, por tanto, llegar a
compadecernos de alguien que sufre y desear prestarle nuestra ayuda. La antipatía y la simpatía son emociones más superficiales, la empatía es un sentimiento más profundo, es una emoción social.
El proceder con
empatía no significa estar de acuerdo con el otro. No implica dejar de lado las
propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar
en completo desacuerdo con alguien,
sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como
legítimas sus propias motivaciones.
No es fácil ponerse en
el lugar de los demás, máxime si su actitud ante determinadas situaciones no sería
la que nosotros adoptaríamos en las mismas circunstancias… pero, precisamente
la empatía es eso, entender sus lágrimas, su enfado o su alegría porque
independientemente del contexto en que se produzcan, esos sentimientos nos son
familiares… porque también son nuestros… nosotros también lloramos, nos
enfadamos, nos alegramos, por ello no debería resultarnos tan difícil saber qué
es lo que el otro siente…
ROSA
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